jueves, 2 de diciembre de 2010

La camisa.

Hay mujer amanecí arrugado, mis mangas parecen un chicharrón,
No soy más que un trapo que antes era camisa, la vida me ha arrugado,
Tú ya no me planchas, ya no nos planchamos ¨chiquita¨, tu ahora te acurrucas en otra tabla.

 Abandonado, arrugado me voy, a ti ahora te tocó ser planchada por una de esas modernas , de esas que planchan con vapor, de las que tanto anuncian por la televisión, ahora ella acaricia tus arrugas y a mi solo me dan pasaditas, me dejan calientito, por que las arrugas ahí se quedan.

Termine en mezclilla, tu en seda, a ti ya no te planchan te acarician.
Yo siempre voy arrugado, siempre quise imponer moda, tú impones sola, acartonadas manga me quedan, deslavado me voy, me empiezo a descoser, ya no esta la dama que te porta para resarcir mis defectos, adiós chica de aparador me regreso a el tianguis, nunca formamos el conjunto que un día soñó Versace. Entre trapos, calzones y unos
calcetines termine siendo camisa, sin marca ni distintivo, regateado aún estando en la mesa de a 20 pesos la pieza.

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